El presente artículo
pertenece a una serie de posts escritos por reconocidos docentes de otras Instituciones Educativas sobre temas
diversos. Agradecemos su gentileza de
compartir con nosotros sus experiencias, enfoques e ideas.
UN REENCUENTRO MARAVILLOSO
Por: Lic. Vladimir Allccaco Chávez*
Hace casi un
año y medio que, no compartía con los estudiantes sesiones de aprendizaje, pues
mis recargadas labores en la Subdirección Académica no me lo permitían. La
oportunidad de este reencuentro maravilloso se dio debido a que una profesora
pidió licencia por salud. Volver a involucrarme en las actividades de
aprendizaje, me dio la oportunidad de observar y recordar que cada alumno tiene
su propio ritmo de aprendizaje, es decir, la capacidad que tiene para aprender
de manera rápida o lenta un contenido. Asimismo, tener presente que, para
nosotros los docentes lo importante no es la rapidez con la que aprende el
estudiante, sino la efectividad y calidad de los aprendizajes.
Además, tomar
en cuenta que, los estilos de aprendizaje, es decir, los rasgos cognitivos,
afectivos, fisiológicos sirven como indicadores relativamente estables, de cómo
los alumnos perciben interacciones y responden a sus ambientes de aprendizaje.
De acuerdo a Honey y Mumford (1986) los estilos de aprendizaje son cuatro:
activo, reflexivo, teórico y pragmático, los cuales coinciden con las cuatro
fases del proceso de aprendizaje. Por consiguiente el estilo de aprendizaje del
docente influirá en las estrategias metodológicas empleadas en la sesión de
aprendizaje, por ende en la manera de aprender del estudiante, es decir su
estilo de aprendizaje.
Más allá de
cuestiones teóricas, si nos proponemos
obtener niveles de logro óptimos, lo esencial es sintonizar afectivamente con
los educandos, vincularnos empáticamente con ellos, y ello implica, orar a Dios
al inicio y final de una clase, cantar con ellos, contarles cuentos, darles la
oportunidad de que opinen, piensen, pregunten libremente, que sepan que
equivocarse no es malo y que forma parte de nuestro aprendizaje, que siempre
tendremos oportunidad de corregir y superarnos, decirles que ellos serán los
futuros profesionales y líderes que nuestra patria necesita.
Recuerdo con
añoranza las muchas canciones que compartí con mis estudiantes (ya sea para el
Día de la Madre, del Padre, Navidad, Derechos del Niño, de alabanza a Dios,
huaynos, valses, festejos, etc), creando un vínculo afectivo que en ese momento,
no me percataba en su verdadera dimensión, hasta que uno de mis exalumnos me
dijo: “Profesor, yo lo voy a recordar siempre, no por las clases de Matemática
que nos dio, sino por las bonitas canciones que aprendí con usted.
Para ser efectivos en educación debemos ser afectivos.
*Subdirector I.E. “Ciro Alegría” - Carabayllo
La educación al ser entendida como un proceso de desarrollo y crecimiento personal, implica necesariamente atender diversos factores, componentes o necesidades de la persona. Por lo tanto no basta una entrega de contenidos, cultura, o el desarrollo de la razón, sino que hay que tratarde desarrollar diversos valores, actitudes o principios que impregnen las acciones de los estudiantes.Por otro lado al no ser todas las personas iguales, será necesario respetar, aceptar, y ayudar a que cada estudiante avance según sus condiciones y posibilidades, sin pretender uniformar estilos, habilidades, destrezas o inteligencias, lo que supone trabajar dichos aspectos en el aula. El trabajo consiste en darles calidad humana y ser muy creativos para enseñar efectivamente.
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